Introducción al fenómeno paranormal
Artículo redactado por Juan Miguel Fernández
El estudio de la Doctrina Espírita nos revela que los Espíritus de los que han vivido constituyen el mundo invisible que puebla el espacio y en medio del cual vivimos. De aquí resulta que desde que existen hombres, existen Espíritus, y que si éstos tienen el poder de manifestarse han debido hacerlo en todas las épocas. Así lo manifiesta la historia y las religiones de todos los pueblos.
En estos últimos tiempos, sin embargo, las manifestaciones de los Espíritus han adquirido un gran desenvolvimiento y un carácter de mayor autenticidad, porque estaba en las miras de la Espiritualidad Superior poner término a la plaga de la incredulidad y del materialismo con pruebas evidentes, permitiendo a los que han dejado la tierra venir a atestiguar su existencia y revelar su situación feliz o desgraciada.
Viviendo el mundo visible en medio del invisible, con el que está en permanente contacto, resulta que incesantemente reacciona el uno con el otro. Esta reacción es origen de una multitud de fenómenos que se han considerado como sobrenaturales por ignorar su causa, como así ha sucedido con ciertos efectos de la electricidad, etc. La acción del mundo invisible sobre el visible y viceversa, es una de las leyes, una de las fuerzas de la naturaleza, necesaria a la armonía universal como la ley de atracción. Si cesara de funcionar se perturbaría la armonía, como si se separase una rueda de un mecanismo.
El conocimiento del mundo invisible ha sido en todos los tiempos objeto de las investigaciones y preocupaciones del hombre. Su atención ha sido naturalmente atraída hacia los fenómenos que tienden a probar la existencia del mundo invisible, y no los había más concluyentes que los de la manifestación de los Espíritus, por cuyo medio sus mismos habitantes revelaban su existencia. He aquí por qué tales fenómenos han constituido la base de la mayor parte de los dogmas de todas las religiones.
Williams James, filósofo y psicólogo norteamericano (1842-1910), fundador de la Escuela Pragmática, manifestaba que “el criterio válido para juzgar todadoctrina filosófica, científica, moral, o religiosa se ha de fundar en susefectos prácticos…” y al respecto, decía “no hubo época de la historia de la humanidad en la que los hechos paranormales no fueran narrados abundantemente”
La acentuada proliferación de los fenómenos paranormales, está registrada en los anales científicos desde hace más de siglo y medio, dando lugar a que científicos e investigadores en las ciencias psíquicas, dedicaran sus mayores esfuerzos a desvelar la incógnita siempre latente del origen o la causa que promueve estos fenómenos. Es decir, que están más allá o fuera de la normalidad, procurando apartar de ellos el concepto teológico del milagro.
Un repaso a las páginas de la historia nos muestra que los citados fenómenos no son nuevos. Sus características y los personajes que los provocaron y vivieron, fueron registrados por los cronistas de entonces, lo que permite afirmar que en todas las épocas de la humanidad hubo fenómenos parapsicológicos y sensitivos capaces de provocarlos o bien, servir de intermediarios de los mismos.
A Allan Kardec, el eminente codificador del Espiritismo, le cabe el honor de haber estudiado y organizado, didáctica y ordenadamente, los hechos a través de los tiempos y en memorables sesiones de investigación psicológica, encontrarles un resultado moral para la Humanidad, haciendo renacer del olvido el Evangelio de Jesús, en espíritu y verdad, extrayendo de esa investigación una nueva filosofía de vida. La filosofía de Allan Kardec, eminentemente espiritualista, estaba condenada a chocar con la razón soberana y fue lo que sucedió. Portador de la lógica fuera de lo común, Kardec expone los fundamentos del alma en brillantes argumentos, explicando a la luz de la razón misma, el alma, su trayectoria, su fuente de origen y su puerto de destino.
Después de las experiencias confirmadas por Kardec, otros investigadores se propusieron descubrir el supuesto fraude de las manifestaciones mediúmnicas o paranormales, en una sucesión de personalidades que, en declaraciones públicas vinieron a confirmar cuanto Kardec afirmaba:
Ochorowitz, profesor de la Universidad de Lemerg, recordando la ironía con que leía las obras de Williams Crookes relacionadas con los fenómenos paranormales por él investigados y confirmados, decía “Me sonrojo de vergüenza por mi y por los otros…”
Al Espiritismo le pertenece la tarea indeclinable de derramar una nueva luz sobre la Humanidad inquieta y atormentada, ampliando los horizontes de la investigación racional en los dominios del alma humana, contribuyendo a solucionar los enigmas que atormentan a las mentes y a los corazones, en el torbellino de las ideas y de las creencias.
Y es por ello que sostenemos que Allan Kardec fue el primer parapsicólogo de la Humanidad y que “El libro de los médiums”, de su autoría, fue el primer tratado de parapsicología que se haya escrito y que fuera publicado en 1862.