Espíritus y su historia en la humanidad
Artículo redactado por Juan Miguel Fernández Muñoz
Analizando la Historia, apreciamos que no ha habido época en que no se encontraran huellas de la influencia de poderes invisibles, aunque la Humanidad haya tardado en darse cuenta de ello. Basta observar las literaturas de las corrientes filosóficas, religiones, credos, doctrinas, etc., que nos hablan de estas manifestaciones. La única diferencia entre esos episodios y el movimiento de los siglos XIX y XX, es que los primeros pueden considerarse como casos de vagas apariciones, mientras que estos últimos llevan la señal de una invasión organizada y planificada por la “Espiritualidad Mayor” para demostrarnos la inmortalidad del alma.
Es imposible pasar revista a todos aquellos médiums, instrumentos de los Espíritus, que en sus diversos grados demostraron los efectos que las “inteligencias superiores” pueden producir cuando las condiciones materiales les permiten manifestarse. No obstante debemos fijar un punto de partida como comienzo de nuestra narración y tal vez ninguno mejor que destacar al sueco Emmanuel Swedenborg que ostenta no pocos títulos para que le reconozcamos como el padre de todos aquellos precursores. Nació en Estocolmo en 1658, pero vivió en Londres hasta que falleció en 1792. Fue un gran ingeniero de minas y una autoridad en metalúrgica, física, astronomía, anatomista, político y un gran estudioso de la Biblia. A partir de los 27 años penetraba diariamente en el “Mundo Espiritual” y hablaba con sus habitantes, los espíritus. Veía con gran claridad las construcciones donde vivían familias y auditóriums que servían para reunirse con fines sociales. Entre sus muchas capacidades psíquicas se destacó en él la “clarividencia” a distancia, al mismo tiempo de producirse el fenómeno.
Edward Irwing fue el puente para salvar las distancias entre Swedenborg y Andrew Jackson Davis. Nació en Annan (Escocia) en 1792. La Iglesia que dirigía y donde realizaba su oratoria se transformó en el escenario de fenómenos mediúmnicos de gran intensidad, debido a las “voces directas” que allí se oían, así como ruidos y otros sonidos. Esto generó una incomprensión de la Iglesia Protestante donde se desarrollaban, que las sucesivas crisis que padeció lo agotaron.
Andrew Jackson Davis, fue llamado el Allan Kardec americano, el profeta de la Nueva Revelación, por haber predicho la aparición de la Doctrina Espírita. Había nacido a orillas del rio Hudson (Nueva York) en 1826. Cuando estaban en trance hablaba varias lenguas (xenoglosia), inclusive el hebreo. Todas desconocidas para él. Exponía admirables conocimientos de geología y discutía cuestiones de Arqueología Histórica y bíblica, de mitologías y de temas lingüísticos y sociales, a pesar de no conocer nada de gramática o de reglas de lenguaje y sin poseer estudios literarios, ni científicos. Davis por ser clarividente y auditivo colaboró en diagnósticos médicos con el Doctor Williams Livingstone. Vaticinó antes de 1856 en su libro “La Penetralia” la aparición del motor de combustión, de los automóviles, de los vehículos aéreos y de la máquina de escribir. Desencarnó a los 84 años de edad, en 1910 en Watertown (Massachusetts).
Swedenborg, Irwing y Davis fueron las “piezas” que la Espiritualidad utilizó para despertar y preparar a la Humanidad para la 3ª Revelación de Dios a los hombres. Estamos hablando del Espiritismo. Era el comienzo del poderoso movimiento que había sido preparado para llamar la atención de las mentes dormidas.
Los Espiritistas consideran el 31 de marzo de 1848 como el principio de todos los efectos psíquicos, porque su movimiento se inicia en dicha fecha y su lugar en un pueblecito cercano a Nueva York, Hydesville. En una humilde casa de madera vivía una familia de granjeros llamada Fox. Se componía de los padres y dos hijas en el momento de sus manifestaciones invisibles, Margarita de 14 años y Catalina de 11. La familia había alquilado la casa el 11 de diciembre de 1847, pero hasta el año siguiente no comenzaron a escucharse los ruidos, que no obstante, otros arrendatarios habían tenido la ocasión de oír. Los ruidos no parecían que incomodaran a la familia Fox hasta mediados del mes de marzo de 1848. Las niñas llegaron a alarmarse tanto, debido a que las camas temblaban, que se negaron a dormir solas, por lo que sus padres se las llevaron a su alcoba. Finalmente hubo una explosión de alborotos inexplicables, llegándose a un alto grado de perfeccionamiento psíquico, a causa de que las jovencitas Catalina y Margarita Fox desafiaron al poder invisible a que contestara los golpes que ellas provocaban. Cada golpe tuvo su eco en otro golpe. El teléfono espiritual había entrado en acción. Se trataba de un espíritu llamado Carlos B. Rosma que había sido asesinado en aquella casa después de robarle, enterrándole posteriormente en la cueva.
Durante algunos años las dos jóvenes hermanas dieron sesiones en Nueva York y en otras ciudades americanas, saliendo siempre triunfantes de todas las pruebas a que fueron sometidas. No obstante los Espíritus que las asistían no estaban conformes con su comportamiento, pues hacían furor entre las personas que buscaban la curiosidad y solicitaban información a los espíritus sobre temas banales. La ignorancia era universal y no hubo al lado de aquellas pobres muchachas un prudente mentor que las indicara un camino más seguro y más recto. Catalina visitó Inglaterra en 1871 y fue investigada por el Profesor William Crookes que estudio sus capacidades mediúmnicas. Margarita se reunió con su hermana en Inglaterra en 1876, y ambas continuaron trabajando juntas durante algunos años. Fallecieron en los primeros años del decenio 1890-1900 aturdidas por sus matrimonios infelices.
“No tengo dominio alguno sobre mis fuerzas, ellas se valen de mí, no yo de ellas. Me abandonan durante meses y luego vienen de nuevo a mí redoblando la energía. Soy un instrumento pasivo y nada más”. Tal era la invariable actitud de Daniel Douglas Home, el médium nacido en Currie, pueblo cercano a Edimburgo (Escocía), en 1833. Nunca se pudo demostrar falsedad alguna en sus trabajos. Fue el más eficaz que se haya conocido jamás. A partir de los 13 años comenzó ya a dar señales de sus facultades psíquicas: voz directa, interlocutor en trance, clarividente, médium de materializaciones. Y en su presencia los muebles más pesados se elevaban por los aires, sin olvidar sus fantásticas levitaciones. El químico y físico Sir William Crookes fue testigo repetidas veces de sus capacidades. Fue llamado el “Príncipe de los médiums”. Murió a los 53 años de edad, siendo enterrado en Saint Germain en 1886.
En 1869 una niña de 11 años llamada Florence Cook se presentó en casa de William Crookes rogándole que se ocupase de ella puesto que padecía problemas psíquicos. Durante 3 años y 8 meses Florence Cook. realizó materializaciones mediúmnicas permitiendo que el espíritu de Katie King se manifestase repetidamente. W.C. contemplaba como las orejas de Katie no estaban perforadas, mientras que Miss Cook usaba pendientes. Las manos de Katie tenía los dedos alargados y Miss Cokk se mordía las uñas. El rostro de Katie era de tez blanca y su pelo castaño. Miss Cokk era morena, de pelo oscuro. W. C. realizó 44 fotografías de Katie King valiéndose de la luz eléctrica y pudo ver varias veces juntas a ella y a la médium tumbada en el suelo, sumida en el trance.
Elizabeth D´ Esperance fue una de las médiums más completas e importantes del siglo XIX, nació en Inglaterra en 1849 y desencarnó en 1918, ofreciendo pruebas extraordinarias de la supervivencia del alma, sensibilizando a cuantos participaron en sus experiencias. Desde muy pequeña tenía videncias. Dominaba la escritura automática en latín y alemán, aparte de su nativo idioma el inglés. Dibujaba en la oscuridad aquellos espíritus que estaban presentes. Podía leer una carta escrita, guardada dentro de un sobre. Era totalmente consciente en todos sus trabajos, permaneciendo atenta a todo lo que acontecía a su alrededor. Materializaba entre otros muchos espíritus a Yolanda, así como una mujer griega bellísima llamada Nepenthes. Escribió sus experiencias en “Al País de las sombras”.
Entre 1872 y 1883 William Stanton Moses produjo una serie de escritos automáticos en estado de trance que llenaron 24 libros, manifestándose con su propia firma Mendelssohn.
Alfred Russel Wallace, al naturalista que junto con Darwin enunció los principios de la evolución, fue uno de los primeros que investigó el Espiritismo y realizó experimentos con la médium Anges Nichol, declarando posteriormente: “El Espiritismo está tan perfectamente demostrado como lo está la Ley de la Gravitación”.
Franek Kluski, Leonore Piper, Eusapia Paladino, Nettie Colburn Maynard, Arhur Findlay, Paul Gibier, Carlos H. Foster, Carlos Miravelli, Fernando Augusto de Lacerda y Mello, fueron entre otros muchos, instrumentos de los Espíritus.
La Historia nos ha traído aquí el recuerdo de muchos personajes que colaboraron de una manera u otra en la divulgación de los fenómenos espíritas, unos con la conducta ajustada a la moral del Evangelio, otros fueron insensatos, presuntuosos, vanidosos, e inquietos, que utilizaron la mediúmnidad a favor de su ambición. Pero no nos cabe la menor duda de que la grandeza de la Doctrina Espírita basada fundamentalmente en la transformación del ser humano, se la debemos a los Espíritus Superiores que a través del gran pedagogo francés Allan Kardec nos hicieron llegar sus conocimientos para el progreso de la Humanidad. A todos ellos nuestro más sincero agradecimiento.