Caminamos hacia la evolución moral a través de las Leyes Divinas
Artículo redactado por Ángeles Gómez
Las Leyes Espirituales están creadas para dar al hombre pautas de comportamiento, de comprensión, de cómo debemos comportarnos entre nosotros, nuestro entorno, respetando la vida, los animales y la naturaleza.
Son varias y todas fundamentales, pero según el punto de vista de quien las sigue, le dará más importancia a unas que a otras.
Pero al igual que los Mandamientos son diez y se resumen en dos, con las Leyes Espirituales igualmente se resumen en caminar hacia la evolución y desarrollo moral, siendo buenas personas, amándose y amando a los demás.
Teniendo en cuenta que todo cuanto hagamos, volverá a nosotros como un “boomerang”, que todo tiene su porqué su causa y su efecto. Nada escapa a la supervisión del Mundo Espiritual.
Y dado que no hay mejor juez que nuestra propia conciencia, despertamos para así ver nuestro diario actuar.
Estas leyes están integradas dentro de nuestro Ser y con nuestro desarrollo moral nos facilitará el poderles seguir para nuestro mejor bien.
Los Hermanos del plano espiritual, siempre estarán dispuestos a ayudarnos a cumplirlas si les pedimos ayudas y lo merecemos.
No olvidemos que somos seres espirituales, viviendo una vida material, para reparar deudas progresando en el desarrollo de nuestra evolución moral. Si yo las reconozco y ajusto mi vida a ellas mi Ser se transformará en armonía y paz.
Pero para lograrlo tendré que experimentarlas aportando mi actuar para así evolucionar y mejorar en mi moralidad y desarrollo espiritual.
Según el principio Hermético, dentro de nosotros existe una partícula del Creador. Nos recuerda el principio del mentalismo. Todo es Mente, el universo es mental (El kibalión).
Este principio encierra la importancia de la mente y su fuerza de acción sobre la materia. En el plano de la conciencia la mente tiene un poder vibratorio del 80% de acción, y el cuerpo material un 20%. Es por eso que el cuerpo realiza todo aquello que la mente le dirige o manda.
El gran poder del pensamiento que la mente consciente acepta como verdadero, la mente subconsciente tiende a realizarlo. La mente consciente es racional, la mente inconsciente es irracional y en ella radica los sentimientos.
A lo largo del día tenemos más o menos unos 60.000 pensamientos.
Pero no olvidemos que todo cuanto es sensible a nuestros sentidos materiales, es espíritu, que en sí mismo es incognoscible y puede ser considerado como mente infinita y universal. El mundo fenomenal es una creación mental del Todo, en cuya mente vivimos y tenemos nuestro Ser.
Este principio mental explica la naturaleza de la energía o fuerza de la materia, el cómo y el por qué están subordinados al dominio de la mente.
Cuando nosotros estamos tristes, si ponemos aunque sea una mueca en la risa, esa le da al cerebro la orden, que generará endorfinas para que nos cambie la tristeza y nos pongamos más alegres, aunque sea por unos segundos.
Cómo dirían los Alquimistas: “El Universo es una creación mental”.
La mente, así como todos los metales y demás elementos pueden ser transmitidos en estado de grado en grado, de condición en condición. La mente tiene en sí la fuerza y la energía magnética de Transmutación, de desarrollo y de estudio y análisis que dará paso a diferentes conocimientos.
Los Siete principios Herméticos son:
.- El principio del mentalismo.
.- El principio de correspondencia.
.- El principio de vibración.
.- El principio de polaridad.
.- El principio del ritmo.
.- El principio de causa y efecto.
.- El principio de generación.
El primero de ellos afirma que el Todo es mente, que el Universo es mental. La única realidad que existe es que todo en el universo en sí mismo es una creación mental.
Que el Todo es incognoscible, solo el Todo mismo puede comprender en propia naturaleza su propio ser. Es infinito, absoluto, eterno, inmutable y Espíritu. Es uno, que en su mente infinita, se crean, generan y existen los Cosmos.
El segundo principio nos dice que siempre hay correspondencia entre las leyes y los fenómenos, teniendo como fundamento que: como es arriba es abajo y como es abajo es arriba, como es dentro es fuera, y como es fuera es dentro. Es por eso que los ojos son el espejo del alma y el alma se refleja en ellos, estos no pueden engañar. Lo semejante atrae a lo semejante. Porque el otro es nuestro espejo. No olvidemos que el mundo cambia según vamos cambiando nosotros.
Venimos del mundo espiritual con unas metas a cumplir, con unos propósitos u objetivos que luego con la Ley del Olvido y con nuestro libre albedrio no cumplimos y nos marchamos al mundo espiritual sin haber logrado cumplir los propósitos, las metas, para volver de nuevo encarnando con ellas intensificadas para que de nuevo las intentemos superar.
Observémonos por así despertar del duermevela en el que vivimos, viendo la totalidad.
Este principio es de aplicación universal, es muy importante, es un auxiliar de la mente razonándolo con inteligencia, de lo conocido, a lo desconocido, ampliando el conocimiento del ser, de la espiritualidad.
Tiene tres planos de correspondencia: Físico-Mental y Espiritual. Siendo el punto más bajo la materia y el más elevado el Espíritu.
El átomo de la materia, la unidad de la fuerza, la mente humana y el del ser superior, no son más que grados de una misma escala. La diferencia es solo una cuestión de grados, de intensidad.
-El principio de la vibración, nos recuerda que Todo se mueve, nada está inmóvil. Todo está formado por átomos. Todo vibra desde lo espiritual a lo más material. La vibración es infinita. Y la más alta la tiene el espíritu, la más baja seria la materia inerte. Entre las dos hay un sin fin de diferencias.
El ejemplo más sencillo seria los que se generan en el agua, cuando la enfriamos se congela, se hace sólida, si la dejamos descongelar se convierte en agua, pero si la calentamos pasa a ser vapor, se convierte así en aire. Este ejemplo nos recuerda que todo está en continuo movimiento, nada permanece inmóvil y explica las diversas manifestaciones de la materia, de la fuerza de la mente y del mismo espíritu, que resultando los variados estados vibratorios.
La vibración del espíritu es de una intensidad infinita, tanto, que puede parecer que estuviese en repos, al igual que una rueda que gira rápido, parece que no se mueve. Y hay formas de materia densísimas cuya vibración es tan débil que parece igualmente estar en reposo.
El espíritu es uno de los polos de vibración, constituyendo el otro polo, formas de materia densa, entre ambos polos hay múltiples intensidades y modos de vibración. Desde el corpúsculo y el electrón, desde el átomo y la molécula hasta el astro y los universos Todo está en vibración igualmente que los estados o planos de la energía, y los planos mentales espirituales.
Es por eso muy importante controlar las propias vibraciones mentales, así como la de los demás.
Si analizamos la telepatía; en mi mente le pongo una vibración y hay un receptor que capta esa onda. Si un espíritu emite un pensamiento, éste lo envuelve una onda mental, y se produce la mediumnidad.
El Principio de la polaridad, es un aspecto del principio de polaridad de lo absoluto y de lo relativo, el mundo es como un sueño que va y viene, que nace y muere, desde el momento de que todo lo que es mudable, que cambia, que es finito e insustancial, debe estar ligado a un universo creado, cuando se compara con el Todo mismo. Todo lo que tenga un principio y un fin, es en cierto sentido irreal e ilusorio.
Todo es, y no es, al mismo tiempo. Tanto en los estados mentales, como en los fenómenos del plano físico.
Los dos polos pueden ser clasificados respectivamente como positivo y negativo. Siendo el amor positivo y el odio negativo.
El fenómeno de la influencia mental, en sus múltiples fases, demuestra que el principio puede extenderse hasta abarcar los fenómenos de la influencia de una mente sobre otra. Pudiendo comunicarse a otra cierta clase de vibración, cambiándose así la polarización de la mente entera.
Todo es doble, tiene dos polos y su par de opuestos, siendo estos iguales en naturaleza, pero diferentes grados. Los extremos se tocan.
El frio y el calor son dos polos de una misma realidad. La luz y la sombra son dos realidades del color. Todo es dual y tiene su par opuestos. La Tesis y la anti-tesis son idénticas en naturaleza diferenciándose solo en grados.
Es posible cambiar o transmutar las vibraciones de odio por vibraciones de amor en la propia mente del otro.
-La Ley del ritmo.
Todo fluye y refluye. Todo tiene sus periodos de avance y retroceso, Todo asciende y desciende. Todo se mueve como un péndulo. La medida de su movimiento hacia la izquierda, es el mismo que hacia la derecha, el ritmo es la compensación. Todo es cíclico.
La Ley del ritmo está en constante operación, no hay realidades, nada es firme, nada es duradero, fijo o substancial. Nada permanece, todo es cambio. Todas las cosas surgen y evolucionan de otras cosas.
Hay una acción continua que es seguida de su reacción y destrucción, vida y muerte. Siempre hay una acción y una reacción, un avance y un retroceso, una compensación, un contrabalancear o equilibrar. Generándose una Ley de compensación, desempeñando una parte importante en la vida de los hombres que generalmente paga el precio de lo que tiene o le falta, y así se equilibra la balanza.
-El principio de causa y efecto.
Toda causa tiene su efecto. Todo efecto tiene su causa. Todo suceso de acuerdo con la ley, la suerte más el nombre que se le da a una Ley no conocida hay muchos planos de casualidad pero nada escapa a la Ley.
Todo efecto tiene su causa y toda causa su efecto. Nada escapa casualmente.
El Karma sería el resultado de todas las acciones que hemos realizado, desde las encarnaciones anteriores, hasta el presente. Por lo que el Karma negativo resultado de haber hecho más actos negativos que positivos, y por el contrario cuando las acciones realizadas son más positivas que las negativas, el resultado sería un Karma positivo.
Todos somos responsables de nuestros actos. No pensar en el bien de los demás como nos gustaría que pensaran de nosotros. Tenemos que ser generosos, altruistas con los demás. Por lo que el Karma que generaremos será la consecuencia del resultado de nuestras acciones.
Teniendo en cuenta que nacemos con unos propósitos de vida, pero una vez encarnados podemos realizar solo una parte, por lo que después de la siguiente encarnación deberemos realizar solo una parte, por lo que después en la siguiente encarnación deberemos realizar aquello que no hicimos en la anterior, o podemos venir con un propósito de vida y lo que al final por ignorancia o con nuestro libre albedrio tomamos decisiones equivocadas hacemos lo contrario. Esto acumularía nuevo Karma que sumaría con el anterior.
-El principio de causa y efecto.
Toda ocurrencia tiene su causa y su porqué. Nada ocurre sin un motivo, siendo las mismas causas, se produce siempre el mismo resultado.
-El principio de generación.
Todo tiene su principio masculino y femenino. La generación se manifiesta en todos los planos, material, físico y espiritual. Tiene siempre sus dos principios.
En el plano material es como en el plano espiritual. Plano vegetal, animal y humano.
El plano masculino será la acción de la fuerza, el impulso. Y el femenino la realización. Todos los seres humanos venimos a este plano físico, para conocernos mejor a nosotros mismos y conocer las leyes que rigen la creación, y seguirlas.
Este principio Creador, obra siempre en el sentido de generar, regenerar y crear. Todo se transforma y cambia, nada permanece inmutable. Todo nace, crece y muere.
En el fenómeno de la atracción y de la repulsión de los átomos, de la afinidad química de los amores y odios, de las moléculas, de la atracción o cohesión entre dos partículas de la materia, afirmando que la misma Ley de gravitación, es extraña, atracción por la cual, todas las partículas y cuerpos en el universo tienden a ir unas hacia otros.
Allan Kardec en el Libro de los Espíritus Preg. 359 nos habla de la Ley Divina o Natural, enseñándonos sus diferentes leyes:
-Ley de Adoración.
Elevando el pensamiento hacia Dios mediante la adoración, el hombre acerca su alma a Él, con el sentimiento innato como el de la Divinidad, la conciencia de su debilidad, hace que el hombre se incline ante aquel que puede protegerlo con el sentimiento de recogimiento, con la oración.
-Ley del Trabajo.
El trabajo es una ley de la naturaleza, es una necesidad que tiene el ser de evolucionar trabajando. Toda ocupación útil es un trabajo. Es una consecuencia de su naturaleza corporal y de una expiación al mismo tiempo, una forma de perfeccionarse, ampliando así su inteligencia. Es una necesidad que lo eleva por encima de sí mismo. La naturaleza del Trabajo es relativa a la naturaleza de sus necesidades.
-Ley de reproducción.
Sin la reproducción el mundo corporal finalizaría. Todo lo que obstaculiza la marcha de la naturaleza es consecuencia a la Ley general. El derecho a la vida es primordial y fundamental. Dios mantiene siempre el equilibrio. Nacemos para progresar y evolucionar. Si alguien pusiera algún impedimento a este derecho cometería un crimen, pues el espíritu tiene la necesidad de encarnar, teniendo como destino la evolución infinita, rumbo hacia la perfección.
-Ley de conservación.
Es dado a todos los seres vivos, sea cual sea su grado de evolución. Todos los hombres y los animales tenemos la necesidad de vivir. Y con esto conseguiremos poder evolucionar.
-Ley de destrucción.
La destrucción es necesaria para todos. Se destruye el cuerpo, y se renace o reencarna de nuevo, regenerándose así la destrucción, en sí es, como una transformación para poder de esta renovación resurgir mejorados.
-Ley de sociedad.
Los seres sociales somos sociables por naturaleza y nacemos para desarrollar en nosotros el amor fraternal, amando al otro de una manera desinteresadamente, sin esperar que nos devuelva lo mismo que le entregamos.
-Ley del progreso.
El hombre se desarrolla por sí mismo y cada uno lo hace a su propio ritmo. Cuando el hombre comprende donde está el bien o el mal, entonces puede hacer uso de su libre albedrio, tomando sus propias de decisiones. Cuando con sus decisiones genera deudas, las deberá antes o después reparar. El desarrollo del libro albedrio acompaña al desarrollo de la inteligencia y aumenta la responsabilidad de sus actos.
-Ley de igualdad.
Esta ley nos recuerda que todos los hombres somos iguales ante Dios y tendemos hacia el mismo objetivo. Es por eso que Dios ha Creado sus leyes para todos y, estamos sometidos a cumplirlas para avanzar espiritualmente.
-Ley de libertad.
Desde el momento en que el hombre vive en sociedad está obligado a respetar los derechos y necesidades de los demás. Ante el orgullo y el egoísmo, tiene la responsabilidad de con su inteligencia comprender, que debe hacer para mejorar y superarse. Por el pensamiento, el hombre goza de una libertad sin límites, pero es responsable ante Dios de ellos, y de sus actos.
-Ley de Justicia, Amor y Caridad.
Dios la puso en el corazón del hombre para que avanzara en su andadura espiritual. La Justicia consiste en el respeto a los derechos de cada uno. Hay dos tipos de justicia, la Divina y la humana.
Dado que los hombres dictan leyes adecuadas a sus normas y costumbres, éstas varían y cambian con el tiempo. Mientras que la Divina, Ésta nos recuerda la máxima del Maestro Jesús: “Quered para los demás, lo que queráis para vosotros mismos”, y “Ama a tu hermano como a ti mismo”. “Amad también a vuestros enemigos”.
-Perfección moral, las virtudes y vicios.
Todas las virtudes tienen su mérito porque todas son signos de progreso en el camino del bien. El sentimiento del bien es espontáneo. Mientras que el apego a las cosas materiales es un signo de inferioridad.
Del egoísmo deriva todo el mal que el nombre puede cometer hacia sí mismo y hacia los demás. Del resultado de sus acciones se desprenderá su evolución espiritual o moral. Deberá trabajar para primero reconocer sus defectos y después deberá trabajar para superarlos.
El destino de los espíritus es evolucionar de forma indefinida y esta depende de la voluntad y el esfuerzo de uno mismo. Se progresa en amor, sabiduría y fraternidad. Teniendo la libertad de elegir sobre su destino y sobre si quiere o no evolucionar. Teniendo en cuenta que el libre albedrío es la capacidad que posee de tomar decisiones por sí mismo y en libertad.
La reencarnación y el olvido de las vidas anteriores existen para que el espíritu experimente el libre albedrío y experimente por sus propios méritos sin ningún tipo de coacción. Si el mismo es el que toma las decisiones, para tomar o recibir el tipo de pruebas a las que quiere enfrentarse para avanzar. Teniendo en cuenta que lo que haces a los demás te lo haces a ti mismo. Evolucionamos cuando tomamos consciencia de nuestros actos en contra de los demás y los respetamos. Todos los seres partimos siendo simples e ignorantes, pero con la potencialidad de evolucionar constantemente hasta alcanzar el amor y la sabiduría a través de la suma de diferentes encarnaciones hasta alcanzar cada uno su mayoría espiritual, con la diferencia de partido entre unos y otros en el momento en que fueron creados. Este proceso de evolución no termina. Dependiendo de las decisiones y acciones, su progreso evolutivo será tranquilo o tortuoso, lento o más rápido.
Las diferencias que a veces parecen fruto de la fatalidad, corresponden por tanto a las consecuencias de sus decisiones y acciones, que haya tomado en las vidas anteriores.
Recordemos que la ley de causa y efecto, o de acción-reacción, nos enseña que el espíritu recibe lo mismo que da. Lo que hacemos a los demás nos lo hacemos en realidad a nosotros mismos. La consecuencia es que debemos hacer frente a las circunstancias adversas a las que nos enfrentamos en la vida, porque estas son as consecuencias o efecto de una causa que nosotros mismos creamos, en una encarnación anterior. No podremos evolucionar sin enfrentarnos y haber resuelto aquellas circunstancias, aquellas acciones que realizo contra las Leyes Divinas y contra los demás seres de la creación. El espíritu recibe lo mismo que da. “La siembre es libre, la cosecha es obligatoria”. La intención de estas leyes no es castigar, sino enseñar.
Todo espíritu que hico daño queda en deuda consigo mismo y con el que le causa el mal, y para poder avanzar es necesario primero, que reconozca el daño que hico y lo respete. Si la acción está a favor del amor, recibiremos a cambio una bonificación, mientras si está en contra, contraeremos una deuda que antes o después deberemos de saldar.
En algún momento después de la desencarnación, el espíritu se enfrentará al repaso de los acontecimientos morales más relevantes de su anterior vida. Durante ese repaso de sus vivencias, cada situación, el espíritu no percibirá solo lo que sintió en ese momento, sino también percibirá los sentimientos y las emociones de los otros seres que recibieron las consecuencias de sus actos, como si estos fuesen sus propias emociones. Siendo el mismo quien juzgará si sus actos fueron correctos a no. Además recibe la ayuda Espiritual Superior.
En el caso de una deuda, la reparación se puede demorar hasta que el espíritu decida por su propia voluntad reparar el daño causado. Siendo necesario que primero tome conciencia de sus actos y decida a enfrentarse a esas circunstancias. El objetivo de esto es que tome conciencia de la importancia que las elecciones que tomó en vid, respecto a las Leyes Divinas y la consecuencia de todos sus actos. Con el objetivo de que esto le sirva para evolucionar y que deberá reparar en la siguiente encarnación o en la actual.
Necesita amor en libertad para ser feliz.
La capacidad de amar, el espíritu la debe desarrollar por sí mismo en el camino de su evolución. Cuando la chispa espiritual es creada tiene en potencia capacidades a desarrollar. De todas ellas la del amor es el objetivo principal. Porque el amor es la fuerza dinamizadora más poderosa. El resultado de este amor repercute en la armonía del universo, y a su vez en el planeta en el que vivimos con él, también evoluciona. Cuando no hay amor baja el nivel energético del Ser, pudiendo llegar hasta enfermar.
Para poder amar a los demás, el primer paso es amarse a sí mismo. Siendo fundamental que al amarnos renunciemos al egoísmo. Pues no somos ni mejores, ni más importantes que los demás.
Reconociendo nuestras necesidades afectivas, los sentimientos y desarrollarlos para que estos sean el fundamento de nuestra vida. Conociéndonos en cada momento lo que pensamos y lo que sentimos, para reconocer lo que procede de nuestro egoísmo, o de nuestra mente.
El proceso de desarrollar la capacidad de amar es fundamental para nuestro crecimiento interior. Es la fuerza que nace y alimenta el impulso creador, crece con la intervención con los demás y va avanzando según el desarrollo de sus sentimientos, durante las diferentes encarnaciones. Las emociones y sentimientos de amor se originan en el cuerpo espiritual y el odio genera su matiz egoísta en el cuerpo mental, ya que estas suelen ser pensamientos, ya que el sentimiento nace del espíritu y el pensamiento de la mente.
Generalmente el egoísmo tiene sus manifestaciones antes de que las reconozcamos. Las manifestaciones del egoísmo son: vanidad, avaricia, envidia, orgullo, etc. etc.
La principal característica de la vanidad es estar centrado en uno mismo. Comparándose además consigo mismo y con los demás. El orgullo se alimenta del miedo y es capaz de dejarse absorber con tal de que le expresen un poco de cariño, pudiendo despertar el rencor hacia ellos. Después aparece la ira y la rabia, la impotencia y la culpabilidad, esto es que más la hace sufrir, es pensar que no es amado. Además pensará que no merece la pena amar. No permite que le amen para evitar que la hagan daño.
Para superar el orgullo, primero tiene que tomar conciencia del defecto y segundo modificar la actitud. El orgullo se alimenta del miedo y de la desconfianza y liberarse así de la creencia de que no es digno de ser amado. “El que busca el amor verdadero, termina encontrándolo”.
La soberbia es una falta de humildad o falso amor propio apegándose por dificultad en compartir el amor de sus seres queridos, se cree seguro de sí mismo, auto suficiente, no se permite la debilidad.
El egoísmo es una prolongación del instinto de supervivencia animal, aparece en el momento en que empieza a tomar decisiones por sí mismo, experimentando con su libre albedrío sus decisiones están influenciadas por sus instintos, que recoge el conocimiento adquirido hasta ese momento de la fase de evolución en el reino animal, que es el germen a partir del cual se desarrolla la voluntad independiente del ser.
El espíritu en su camino hacia la evolución pasa por una fase egoísta de supervivencia. Sirviéndole para reafirmar su individualidad, para poder experimentar lo que se siente en ausencia del amor, apareciendo después lo que se siente en presencia de él, a medida que empieza a sentir amor, comenzará el desarrollo de sus sentimientos. Este proceso es gradual.
Todos estos defectos se superan amando, comprendiendo evitando actuar conforme el defecto quiere. Con la actitud sincera del amor incondicional.
Las etapas se superan amando y este amor rompe la coraza del miedo y del orgullo, siendo necesario distinguir entre lo que pensamos y lo que sentimos, ya que a través de la mente es por donde se filtran al espíritu, los pensamientos egoístas y siempre acaban confundiéndonos.
Entendiendo que la capacidad de amor es una cualidad innata del espíritu que todos poseemos. La autoestima es fundamental para ser feliz. Amarse a uno mismo es comprender las necesidades, los sentimientos afectivos propios y desarrollarlos para que sean el motor y guisa de nuestra vida.
“Vivir sin sentir, es como estar en vida muerto”.
Sin renunciar a nuestros sentimientos porque es lo único por lo que merece la pena luchar y vivir, para después ser a los demás como a nosotros mismos, sabiendo que todos somos hermanos, con las mismas capacidades y necesidades de ser amados. Comprendiendo que si alguien nos hace daño, lo hace por falta de evolución. Esta circunstancia la debemos aprovechar para mejorarnos a nosotros mismos. Teniendo la voluntad de cambiar, todo puede mejorar. Con la fuerza de los buenos sentimientos se romperán los lazos del odio, del desamor y la tristeza. Es bueno admitir que necesitamos sentirnos amados y pedir ayuda de forma sincera siempre que lo necesitemos. Entiendo que el amor se ha de dar libremente, de lo contrario sería obligación.
Agresividad, rencor, rabia, ira, impotencia, culpabilidad, son todos sentimientos con el impulso de hacer daño a los demás, o a nosotros mismos. La agresividad se despierta ante una circunstancia que la persona se toma como un ataque que le impide satisfacer sus deseos, pudiendo ser una manifestación de cualquier otro defecto.
El odio es una agresividad intensa, dirigida hacia los otros.
La ira es una agresividad de corta duración o menor intensidad. Son estaos de agresividad interna activado por una circunstancia adversa.
Las personas de carácter colérico o irritable suelen ser personas que están amargadas, insatisfechas y que no suelen profundizar en el verdadero motivo que las enojan. Después pueden sentir rencor cuando el sentimiento está dirigido hacia nosotros mismos, entramos en el terreno de la culpabilidad.
Todo esto puede generar desequilibrios a nivel del cuerpo astral, si se prolonga en el tiempo acaban provocando enfermedades físicas. La culpa es el resultado que se produce entre el espíritu y la mente, entre lo que se siente y lo que pensamos. En os pensamientos influyen mucho la educación recibida.
El espíritu censura a la mente, y el sentimiento censura el pensamiento. En este caso el sentimiento de culpa es positivo, porque es un indicador de que la persona está evolucionando, dado que si es capaz de reconocer su error, o por el contrario se sentir culpable por sentir lo que siente, o por dejarse llevar por el sentimiento, en lugar de por el pensamiento, porque entonces es la mente la que censura el sentimiento, otras veces lo hace nuestra educación la que interviene.
¿Qué es el rencor? Es un odio atenuado a largo plazo dirigido hacia alguien, que anteriormente nos hizo daño y a la que consideramos culpable de nuestro malestar. El rencoroso guarda todo lo sucedido en su memoria hasta que vea el momento más adecuado por devolver el mal que cree que le hicieron.
El rencor se supera cuando en lugar de buscar culpables miramos en nuestro interior analizando todo lo sucedido y perdonamos o comprendemos que debemos reparar el daño, si lo hicimos.
Debemos atajar esto de raíz, todos los sentimientos que tengamos de rabia, ira, rencor, para no hacernos daños, ni daño a los demás. Reconociendo primero, para así, después trabajarlos. Tomando con creencia de que proceden de nuestro interior más que de fuera.
Superamos la agresividad reconociendo el sentimiento que nos produce e intentar superarlo comprendiéndonos a nosotros mismos y comprender a los demás, entendiendo las dificultades a las que nos enfrentamos, asumiendo nuestras equivocaciones y nuestras tendencias egoístas, aunque nos cueste mucho esfuerzo.
Cuando la tristeza, amargura o desesperación nos invade, al ser estos estados emocionales que nos producen un sentimiento de decaimiento de la moral. Puede aparecernos cuando nos invade el desánimo por no ver lo que nos gustaría y por no ver los resultados de lo que esperábamos. Pero a quien más dañamos con ella es a nosotros mismos.
La amargura es una tristeza crónica.
La depresión es una tristeza profunda que puede producirnos una enfermedad. Y forma parte del aprendizaje del amor, de superación del egoísmo y que algunas de ellas las elegimos nosotros mismos antes de encarnar. Otras las generamos por la falta de tolerancia, por rigidez o incomprensión hacia como son los demás.
El miedo es un sentimiento de inquietud provocado ante la aproximación de un peligro real o imaginario, contra nosotros mismos o contra un ser querido. No todos los miedos son iguales. Existe el miedo a la muerte, a lo desconocido, a la violencia, a la soledad, al sufrimiento, a que nos hagan daño, a no ser queridos.
Pero el miedo paraliza y no nos deja evolucionar ya que nos inhibe de manifestarnos como somos. A veces a equivocarnos. Se superan los miedos con conciencia y valentía. Primero hay que reconocerlos, ponerles nombre, analizarlos profundamente, pero a veces encontramos que estos son infundados, pero aun así tendremos que enfrentarnos a ellos venciendo los defectos y sus manifestaciones, reconociéndolos actualmente. Por ejemplo el que tenga una adicción para superarla primero tendrá que reconocerla. Estamos aquí para admitir como somos y a partir de ahí luchar por mejorarnos, modificando nuestra actitud.
Es muy importante pedir ayuda y tener en cuenta las relaciones personales. La Ley del amor, la relación con los espíritus afines, con nuestra alma gemela, la familia y amigos. Estas uniones o relaciones se acuerdan estar juntas en esta vida, antes de encarnar. Aunque a veces hay un compromiso entre los espíritus que encarnan juntos para ayudarse mutuamente en sus respectivas misiones. A veces durante el diario vivir se incumplen los compromisos porque se dejan arrastrar por sus defectos o egoísmos.
El Mundo Espiritual siempre tiene un plan B para resolver todas estas cuestiones. A veces los espíritus se conocen de otras vidas y encarnan de nuevo en la misma familia o por el contrario es la primera vez que se encuentran, pero son tan afines que se unen con un gran sentimiento. Normalmente los espíritus que encarnan de mutuo acuerdo, son ayudados por los guías espirituales. Las relaciones familiares dependen de las necesidades evolutivas de los espíritus encarnantes. Se trata tanto de expiaciones, como de misiones. Tiendo en cuenta que en anteriores vidas han podido ser grandes enemigos, o haberse hecho mucho daño. Y encarnan de nuevo juntos para reparar las deudas, ya que a través de los lazos consanguíneos les sea más fácil la reparación.
En el caso de las misiones, los espíritus se unen por afinidad, porque se aman y desean ayudarse en el cumplimiento de objetivos espirituales más avanzados que tiene que ver casi siempre con la ayuda a espíritus menos avanzados, para que puedan mejorarse espiritualmente.
Recordemos que todos somos hermanos y no podremos avanzar queriendo solo a unos cuantos y odiando a los demás. Debemos reparar al daño que hicimos por odio, y que mejor manera que hacerlo con la persona con quien más nos cuesta y a quién más le debemos. Conociendo y viviendo en carne propia las manifestaciones del defecto de otra persona que tiene el mismo defecto que nosotros y que por eso lo reconocemos. Dos personas pueden unirse como pareja por amor, por necesidad de evolucionar o por apego.
Las dos primeras podrían haberse elegido antes de encarnar para así reparar o evolucionar espiritualmente, y la última es elegida por la persona una vez que esta ha encarnado, o sea por un interés material o sexual.
En el caso de los hijos puede estar preestablecido desde el mundo espiritual, pero la decisión final se toma cuando los padres están encarnados y si en un momento dado la pareja desiste, el mundo espiritual que siempre tiene un plan B, buscará unos padres afines a las necesidades del espíritu que necesita encarnar.
“La enfermedad como camino”
Existe gente enferma del espíritu, porque han anulado sus sentimientos. Cuando el espíritu enferma, la enfermedad se refleja en el cuerpo denso y material, por la unión tan estrecha que existe entre el espíritu y el cuerpo. Ya que a veces enfermamos en las emociones tanto psicológicamente como físicamente. La causa cuando es anímica y tiene que ver con la represión del interior espiritual, hace que la persona no actúe ni viva de acuerdo con sus sentimientos generándose un malestar profundo que es psicológicamente dañino, como el miedo, la rabia, el odio, el rencor y la tristeza. Este malestar puede ser estimulado por una causa externa difícil de superar y reparar.
Cuando la persona se encuentra mal emocionalmente, se produce un cortocircuito entre los niveles espirituales y mentales que se transmiten al cuerpo energético o astral, produciéndose una configuración o bajada a nivel vibratorio. Esta bajada energética afectará a un región concreta del cuerpo astral. Recordemos los problemas psicológicos y emocionales, se manifiestan en el cuerpo astral como zonas oscuras o de diverso tenor turbio o de energía densa, cuyo origen reside en los sentimientos o pensamientos negativos que persisten en el cuerpo sin resolverse.
Centros de fuerza:
El espíritu y el cuerpo están conectados por unos centros de fuerza que los entrelaza a nivel vibracional y energética, en la que todos los órganos están conectados física, psíquica y espiritualmente con dicha fuerza energética.
Existen siete centros de fuerza, donde interactúan los órganos del cuerpo físico con la parte sutil o espiritual, la energía vibracional los entrelaza a su vez, los unos con los otros. Desde el cerebro hasta la parte genésica del cuerpo, esto en su parte física, que a su vez se interrelaciona con la psiquis y el espíritu.
El cerebro tiene todas las conexiones desde la que gobierna todos los órganos ya que en él existe una chispa divina que comanda. Por ejemplo, ante un gran impacto emocional, allí donde se produce el chispazo se producirá la desarmonía. Allí donde se corresponde con esa crea del cerebro, en su correspondencia física aparece la enfermedad. Todo cáncer o enfermedad degenerativa, comienza por un conflicto emocional, apareciendo casi la enfermedad en un órgano o en otro. El conflicto emocional afecta primero al cerebro, provocando una especie de cortocircuito y en la región del cuerpo es en la que después se desarrollará la enfermedad. Y la sanación ocurrirá con la solución del conflicto que lo originó. Pero no olvidemos que a veces las enfermedades nos llegan para que aprendamos de ella, es además una consecuencia del dolor emocional interno. O sea que es la misma persona a que se la provoca sin saberlo, ni ser consciente de ello.
La enfermedad física, debilita las barreras mentales, que restringen la manifestación del interior espiritual, produciéndose una sensibilidad a nivel psíquico y emocional.
Para sanarnos debemos cambiar primero el pensamiento. Este trabajo es continuo durante nuestra existencia y nos ayudará a avanzar evolucionalmente. Si se produce con ello la muerte sin haber resuelto los conflictos emocionales tendrán que solucionarse a veces en la siguiente existencia, para así aprender de ellos. Al sensibilizarnos con el sufrimiento propio y con el de los demás, seremos conscientes de que los demás sienten igual que nosotros y sufren por lo mismo que sufrimos nosotros.
Si el espíritu comete un acto contra la Ley del amor, no necesariamente volverá en la siguiente vida obligado a pasar por una enfermedad. Con los actos de amor, comenzando por la reparación del mal que se hizo se elimina la deuda, ya que el causante principal de la enfermedad es el egoísmo.
Seamos conscientes de nuestros actos teniendo en cuenta que el amor sana nuestra existencia, que el orgullo no solo retrasa nuestra evolución, sino que además nos enferma.
Despertemos del letargo que nos produce la tristeza, la desesperanza , porque Dios en su infinita Bondad nos anima a que miremos en nuestro interior, para dejar salir las Leyes Divinas, que Él como chispas de la luz, deposita en nuestro espíritu, como el faro que dirige a buen puerto al barco que se deja por él guiar.
No estamos solos y nunca lo estaremos, estamos a un solo sentimiento de amor fraternal de la salida del sufrimiento. Solo necesitamos discurrir entre el bien y el mal para regresar a buen puerto.
La solución del orgullo es el amor, de la avaricia la caridad. Somos y estamos capacitados para creer en la buena voluntad de superación, ya que este planeta en el que ahora habitamos al ser de expiación y pruebas, necesita de nuestro progreso moral para su propia evolución, ya que al ser nosotros energía de luz, esta misa se impregna de nuestra capacidad de superación, la radiación que nosotros emanamos ella la recibe como una aportación fluídica y magnética que amplía su reverberación, produciéndose lentamente así su propio avance y desarrollo.
Seamos conscientes de las capacidades de mejoría que cada cual posee para poner en práctica el amor.
Amémonos en fraternal compromiso de acercamiento, entendiendo, comprendiendo que en el cambio está la solución al conflicto interno en el que en este momento estamos inmersos.
Sentimientos altruistas de amor fraterno es la única posible solución a la desarmonización existencial en la que en este momento estamos viviendo.
El Creador así lo espera, somos chispas energéticas lumínicas de expansión.
Avancemos hacía la evolución, solucionando esos problemas mundanos, materialistas en los que ahora nos estamos ahogando en el lodazal de la incomprensión. Caminando hacia adelante, seremos ayudados en nuestro trabajo de energía, si este lo realizamos desde la sinceridad de nuestro esfuerzo de superación.
Pensemos analizando el punto en el cual ahora nos encontramos, y busquemos el cambio, la mejoría y caminemos hacia el bien.
Avancemos queridos compañeros, uniendo nuestros esfuerzos de superación, démonos las manos y unidos en la materia, crezcamos en lo espiritual con la suma de nuestros actos y de nuestra sincera unión, siendo conscientes de nuestro proceder en la búsqueda de la evolución, en el desarrollo del amor fraterno, que es el fruto del amor al prójimo.
Señor Dios. Gran Dios. Hermanos Espirituales:
Socorrernos y guiarnos en nuestro caminar por la Senda del Amor.
Inducirnos guiando nuestros pasos hacia el bien, por el camino de la comprensión, del respeto y el amor.
Ayudarnos a despertar del letargo de nuestra inacción. Y sabiendo que en nuestro interior depositáis las Leyes del Amor, ayudarnos a sacarlas al exterior para así cumplirlas, llevándolas a buen término. Solo así cumpliremos la misión que nos fue encomendada al nacer.
Analicemos cada día nuestros actos, siendo conscientes de ellos.
Y sin más, gracias por vuestra atención.