¿A dónde iré después?
Artículo redactado por Juan Miguel Fernández Muñoz
¿Qué ocurre después de la muerte y a dónde vamos? Es una pregunta que todos los hombres nos hacemos al menos en algún momento de nuestra vida y que ha preocupado a la humanidad desde sus orígenes.
Acudimos una vez más a la riqueza de la literatura espirita que nos informa a través de su profundo conocimiento del Mundo Espiritual.
Rara vez somos conscientes del acto de abandonar el cuerpo físico. El Espíritu se desprende como en un sueño tranquilo, sin dolor, pero orientándose con la tendencia hacia el hogar espiritual. Los que comprenden la muerte física como una continuación de la vida, cuando hacen su cambio de plano todo les es mucho más fácil, y sobre todo el conocimiento espiritual y un buen estado moral evolutivo les facilitará la transición.
Siempre será necesario que permanezca en una “antecámara” del umbral, en una región cuya densidad y configuraciones aflictivas le correspondan por su estado vibracional y emocional. Existen diferentes grados. Allí se detendrá por un periodo de tiempo hasta que de manera natural se deshaga de todos los fluidos y fuerzas físicas vitales, es decir de nuestra parte de animalidad, de que se hallan impregnados todos los cuerpos materiales.
Su estancia en ese umbral del Más Allá, que será temporal, le conviene para cambiar su forma de pensar, recapacitar, etc. En función de las acciones practicadas, carácter, comportamientos y el género de vida que haya tenido la persona que ha desencarnado, le marcará el tiempo en que permanecerá en el lugar citado. Existen algunos que se demoran algunas horas. Otros, sin embargo, se quedarán por meses o años consecutivos, regresando de nuevo reencarnados al mundo físico, sin haber alcanzado la Espiritualidad.
Tratándose, por ejemplo, de suicidas, el caso asume proporciones especiales por lo dolorosas y complejas de las situaciones. Estos se demorarán ahí, generalmente, el tiempo que aún les quedaba para cumplir la existencia que prematuramente cortaron. Trayendo en la nueva reencarnación las mismas cargas que no superaron anteriormente. Es fácil comprender cuál será la situación de estos infelices, para los cuales solo existe un bálsamo: ¡la oración de las almas caritativas!
Aquellos otros que trascienden, son enviados a puestos de socorro donde los auxiliares espirituales ayudan a aquellos que lo necesitan en esta nueva fase de la vida. Tal como existen en la Tierra organizaciones humanas para albergar a una inmensa legión de criaturas, los hay allí. Así como escuelas y hospitales de rectificación semejantes, mejor organizados y más perfeccionados. Son Centros de recogimiento, de recuperación. Los hombres de ciencia, por ejemplo, siguen trabajando en el Mundo Espiritual, preparándose para una nueva experiencia en la Tierra.
Una vez armonizados, al despertar, si nuestra vida ha sido normal, encontraremos a aquellos seres que partieron antes y con los cuales hemos mantenido una sintonía vibracional afectiva; padres, abuelos, hermanos, tíos, amigos, etc.
Sabemos que equipos de científicos han investigado sobre la Post Vida. Inclusive existe información de que la NASA se comunica con el Mundo Mayor a través de la Transcomunicación Instrumental (TCI), en ese doble intercambio entre el mundo físico y el mundo espiritual.
Los Espíritus utilizan los medios actuales que a través de la técnica permiten el contacto facilitando la información mediante la TV, ordenadores, teléfonos, etc., dejando muestras de esta realidad que nos confirman la continuidad de la vida.
Al dormir somos invitados para el umbral, y es recomendable orar antes de dormir para unirse a la buena energía a través de pensamientos elevados. Recordemos que al sueño se le ha llamado “el hermano gemelo de la muerte”.