La Literatura Espírita
En los campos de la convivencia es necesario saber soportar a los demás para que seamos soportados.
(André Luiz – Espíritu)
Acostumbramos por nuestras inquietudes, siempre que se nos brinda la oportunidad, a visitar las librerías buscando algún libro que se nos haya “escapado” relacionado con los temas que nos sugestionan, los del espíritu.
Y nos asombra ver a gentes de todas las edades y condiciones sociales que entran y salen con un buen cargamento de ellos. Se lee y mucho, gracias a Dios.
Advertimos, no obstante, a todos aquellos que merodean alrededor de los libros de la Doctrina Espírita, viendo cómo no se animan a adquirirlos y observamos sus caras de superioridad que parecen pensar: “¿Qué me van a enseñar estos a mí?”.
Y, como ese charlatán de pueblo que vende su mercancía a gritos, nos atreveríamos a invitarles a que se acercasen y y revolviesen, que seguro que encontrarían algo.
Les diríamos también que pierdan el miedo a hacer un poco el ridículo, así verían lo que pueden aprender.
Desde el otro lado en el que nos encontramos, se puede considerar erróneamente que la literatura espírita está formada por temas de fe dogmáticos y religiosos. Nada más lejos de la realidad. Encontramos las más diversas materias relacionadas con la vida física y espiritual, con la ciencia y la moral.
Así como la Física y la Química vinieron a revelar las leyes del mundo material, el Espiritismo vino a descubrir las otras leyes desconocidas hasta entonces, las que rigen las relaciones del mundo corporal y del mundo espiritual. Y como sus hermanas mayores de la Ciencia, no son menos leyes de la naturaleza, puesto que dan la explicación a aquellos fenómenos incomprensibles hasta ese día.
El Espiritismo no proclama ni milagros ni prodigios porque declara formalmente que no los produce, levantando así el velo de muchos misterios, dándoles una explicación lógica y racional.
Estudiando la Doctrina Espírita comprendemos que primero es conocer y más tarde creer a través del razonamiento.
Existe un axioma en la Doctrina de los Espíritus que dice: “Más vale rechazar nueve verdades que admitir una sola mentira”.
Los mismos Espíritus nos transmitieron, podemos decirlo así, que el Espiritismo caminaría junto a la Ciencia, dejando así abierta la puerta del conocimiento, puesto que no todo está revelado.
Desde el comienzo de la literatura espírita con la publicación de “El Libro de los Espíritus”, el 18 de abril de 1857 en París y codificado por Allan Kardec, esta no ha dejado de sorprendernos con la aportación de ilustres personalidades: Víctor Hugo, Arthur Conan Doyle, Oliver Lodge, Alfred Russell Wallace, Césare Lombroso, León Denis, William Crookes, Gustavo Geley, Gabriel delanne, Alejandro Aksakof y F.W. H. Myers, entre otros, sin contar las manifestaciones de los Espíritus que, a través de las comunicaciones mediúmnicas, nos hicieron llegar respuestas instructivas, inteligentes y variadas relacionadas con el ser humano.
Descubramos con nuestro propio esfuerzo todo aquello que nos rodea, sin dejarnos llevar por el fanatismo y comprenderemos lo importante que es el ser humano dentro de esta gran obra de Dios.
Juan Miguel Fernández Muñoz