La presencia de los Espíritus en nuestra vida
Sabemos, gracias a la Doctrina Espírita, de la influencia de los Espíritus sobre los acontecimientos de la vida. Conocemos que ejercen a través del pensamiento un poder directo en muchas de las acciones que emprendemos. Y también entendemos que nunca se apartan de las leyes de la naturaleza, a la hora de influir sobre nosotros.
Al pensar así, podríamos considerar que ponen limitaciones a nuestros actos, porque nos sentimos observados. Pero, por el contrario, consideramos que pueden ser posiblemente un freno a nuestras incorrectas realizaciones, ya que se nos auxilia de manera eficaz en nuestra vida al precisar su ayuda y recibir orientación a través de las intuiciones e inspiraciones que percibimos sin coartar nuestra libertad.
Cierto día, tras la conferencia que impartimos en un querido Centro Espírita, lejos de nuestra ciudad, correspondíamos durante el coloquio a una de las preguntas que se nos había formulado, cuando la persona a la cual dirigíamos la aclaración nos dijo:
-¡Me sorprende que hable usted con tanta naturalidad de los Espíritus y del mundo espiritual, ya que para mí no está tan claro!
Seguidamente, tras disculparnos, le comentamos que la manera de hablar y de sentir emanaba instintivamente de nuestro íntimo, gracias al razonado conocimiento adquirido a través del estudio y las experiencias vividas a lo largo de los años, que los Espíritus había hecho germinar en nuestra vida.
Y esta forma de expresión, este sentimiento, acompañado del alimento espiritual, es lo que desearíamos contagiar de modo claro a familiares, amigos a todos aquellos que conviven junto a nosotros.
Porque bien es cierto que cada ser humano tenemos cerca un espíritu protector que nos vela, pero recordemos, asimismo, que nuestros pensamientos y acciones podrán atraer a espíritus imperfectos que se unirán con el fin de alejarnos del buen camino en cuanto se les presente la ocasión. Será entonces cuando se creará un enfrentamiento entre el bien y el mal que llevará el hombre al desenlace, en función de la lucha íntima que él, y solamente él, marcará con su decisión.
Sí, los Espíritus están presentes en nuestras vidas pero nosotros seremos quienes decidiremos si será beneficioso o perjudicial para nuestra evolución.
Juan Miguel Fernández Muñoz