Historia del espiritismo en España
Artículo redactado por Juan Miguel Fernández
Nos llena de orgullo poder resaltar la historia gloriosa de nuestro ideal, de personalidades extraordinarias que fueron protagonistas en su tiempo del movimiento espiritista mundial, conformando una trayectoria luminosa que se vio truncada por el drama fratricida de la guerra civil y por la labor verdaderamente inquisitorial que los vencedores de aquel conflicto civil llevaron a cabo posteriormente haciendo desaparecer una enorme cantidad de documentación referida a ideologías no acordes con el nacional-catolicismo, ideario que se convirtió en credo oficial del estado franquista, viéndose obligado a refugiarse en el interior de los hogares, donde intentaría sobrevivir a la larga noche de la dictadura.
Ya sabemos casi todos que el espiritismo es un neologismo creado por Allan Kardec en 1857 para distinguirlo en su época del espiritualismo, pero debemos recordar también que su aspecto fenoménico ya había sido practicado con muchísima seriedad con anterioridad a 1840, fecha en que se observaron los primeros fenómenos calificados de espíritas y que aun tardó años en llegar su conocimiento a nuestra nación.
El escritor y dramaturgo José Plácido Sansón y Grandy, (1815-1875) natural de Tenerife, redacto en su biografía su interés por los fenómenos psíquicos que se desencadenaron primero en los Estados Unidos de Norteamérica a raíz de las manifestaciones que tuvieron por escenario la casa de la familia Fox, en Hysdesville, Nueva York, propagándose como un reguero de pólvora por aquel país y que poco tiempo después llegaría a Europa. José Plácido se contagia de las doctrinas espiritistas y se dedica a experimentos de ésta, impulsado por su amigo el Profesor de Economía Política Benigno Carballo. Tal fue su importancia, que nos cita que en fecha tan temprana como 1851 ya existía en Madrid un núcleo donde se experimentaba la comunicación mediúmnica con los espíritus, grupo al que asistía José Plácido Sansón y dónde en cierta ocasión se invocó el espíritu de su querido amigo fallecido, el poeta Ricardo Murphy y Meade (1814-1840) muerto a muy temprana edad a causa de la tuberculosis.
Encontramos varias referencias más de sus orígenes, directas o indirectas, que nos informan de antecedentes espíritas en España.
Nos comenta Oscar García Rodríguez, la temprana fecha de 1854, como las experimentaciones mediúmnicas, siguiendo la trayectoria en la misma época llevada a cabo en los principales países europeos, variando entre la diversión y la seriedad, comenzando también a despertar el interés en España, preparando el terreno para el advenimiento del Espiritismo como ciencia y doctrina filosófica de consecuencias morales codificada y sistematizada, labor que correspondería llevar adelante a Allan Kardec.
Se publica en Cádiz en 1854 “Las Mesas Danzantes y Modo de Usarlas. Respuestas de los Espíritus o Preguntas que se le sometieron mediante la Tiptología”. Resaltamos esta obra y los hechos que en ella se explican ya que fueron comentados por Kardec en el número de la Revista Espírita de abril de 1868.
Nada se recuerda anterior a 1855, fecha en que se crea en Cádiz la “Sociedad espiritista”. Este primer núcleo, a instancias de la autoridad eclesiástica fue disuelto en cónclave en 1857. Antes habían publicado el primer libro espírita bajo el título “Luz y verdad del espiritualismo”, que fue condenado por el Obispo, y que una de sus ediciones publicadas fue incautada al pasar la frontera desde Gibraltar hacía España llevándonos así al primer auto de fe de Cádiz en 1857.
En 1860 José María Fernández Colavida, natural de Tortosa (Tarragona), contacta con el capitán de la marina mercante Ramón Lagier y Pomares que comandaba el vapor “El Monarca” quien le entrega uno de los libros que había traído de la ciudad de Marsella, “Le Livre des Esprits”. Le impresiona de tal manera su lectura, en francés, que le visita en su propio barco al siguiente día manifestándole que, debido a su profundo conocimiento de la lengua francesa, traducirá la obra al castellano. De esta manera comienza a forjarse una de las figuras más destacadas y sobresalientes del Espiritismo en España. Así en 1861 se publica, traducido al castellano “El libro de los Espíritus”, significándose como el primer español que traduce las obras de Allan Kardec, con el que mantuvo una gran amistad.
Las ideas espiritistas se extienden así por todo el mundo. Los obispos presionan a los políticos para impedir la libertad de culto y consiguen una orden ministerial que prohíbe los libros espiritistas, a los que consideran muy dañinos para la moral del pueblo, resultando un nuevo auto de fe el 9 de octubre de 1861 en Barcelona, siendo quemadas por la antorcha a favor de la ignorancia más de 300 obras espiritistas incautadas en la aduana.
Desde 1861 hasta 1865 se funda en Sevilla la segunda sociedad espiritista, dirigida por el General Primo de Rivera, y en Madrid la “Sociedad Espiritista Española”, que luego se fundió con la “Sociedad Progreso-Espiritista” y otros innumerables grupos. El núcleo sevillano fue de los más importantes dentro de la nueva dirección, así como la Sociedad Barcelonesa que editó y divulgó las obras de Kardec.
Dos años después, en 1867, se verifica en Madrid, el tercer auto de fe con la obra “Noción del Espiritismo” de Joaquin Huelbes Temprano, poeta, doctor en cuatro facultades, y según aseguran los que lo conocieron, el más prodigioso médium de que se guarde noticia, pues reunía sin excepción y en el más alto grado todas las mediumnidades.
Y en 1868 comienza la época del engrandecimiento del espiritismo, pues al estremecimiento de la revolución que despertó y abrió la conciencia española en todas las direcciones, se establecieron varios centros en Soria, Andújar y otros puntos. En Madrid se reunió la Sociedad Espiritista Española, que fundó la revista “El Criterio”, titulada más tarde “El criterio Espiritista” y que acabó llamándose “La Fraternidad” en 1893 o 1894.
Desde entonces, hasta 1876, surgen innumerables centros espiritistas.
En Sevilla se inició una Sociedad Espiritista, la cual editó el periódico “El Espiritismo”, segundo de los periódicos publicados en España y uno de los mejor escritos. Resucitó la Sociedad de Cádiz, y se crearon otras en Andalucía y Extremadura, entre ellas una de mujeres en Torre de Miguel Sesmero (Badajoz); apareció la “Sociedad Barcelonesa de Estudios Psicológicos” con su “Revista Espiritista”, fundada por José María Fernández Colavida, traductor de Kardec, y se erigió en Terrassa el Centro “Fraternidad Humana” del que fue el alma Miguel Vives, sujeto de noble corazón, que ejercía la medicina homeopática considerado como una de los más destacados espiritistas, de gran verbosidad y condiciones para atraer a un público determinado. Nos dicen que leía con predilección las obras de Allan Kardec, desechando o desconociendo cuantos trabajos de psiquismo se deben a Rochas, Binet, Ochorowictz, Janet, Gibier, etc. y compuso “Guía práctica del espiritista”. Por el mismo tiempo el Dr. Don Manuel Ansó y Monzó fundó en Alicante la revista “La Revelación y la Sociedad Espiritista Alicantina” en la que figuró Don José Pastor de la Roca, cronista de Alicante.
El General Don Joaquín Bassols, Ministro de la Guerra y uno de los más fervorosos, creó la Sociedad matritense “Progreso espiritista”, llamada más tarde “Sociedad de Estudios Psicológicos”, y un periódico titulado también “El Progreso Espiritista” que se refundió en “El Criterio”. Precisamente fue en este periódico donde a Amalia Domingo Soler la publican su primer poema. Hablar de Amalia, como mujer y poetisa, que conoció el Espiritismo gracias a su médico en 1873, es para destacar a una de las mujeres más valiosas, considerada hoy en día como un referente en los círculos espiritistas internacionales. Dirigió durante veinte años “La Luz del Porvenir” y aun halló alientos para enfrentarse dialécticamente con el P. Manterola, el P. Llanas, el P. Fita y el P. Sallarés. Lérida debió su “Circulo Cristiano Espiritista” a los profesores Don Domingo de Miguel y Don José Amigó Pellicer, fundador este último de la revista “El Buen Sentido”. Córdoba, Almería, Soria, Huesca, Granada, Valencia, Murcia, Málaga, Santander, Castellón, León, Logroño, Ciudad Real, Santa Cruz de Tenerife, Andújar, Sabadell, Alcalá la Real, etc., tuvieron sociedades más o menos florecientes y publicaron periódicos tales como “El Espiritualismo” (Ciudad Real); “La Caridad” (Santa Cruz de Tenerife); “La Luz del Cristianismo” (Alcalá la Real); “Lucifer”, “La Luz de la Verdad” y “La Luz del Porvenir”, distintas etapas del mismo periódico, en el barrio de Gracia (Barcelona), y “El Faro Espiritista” (Tarrasa), todos los cuales mantuvieron vivas polémicas con católicos, protestantes y materialistas.
El periódico “El Espiritismo”, fundado en Sevilla en 1869 por Francisco Martí, vivió hasta 1878, o sea dos años después de muerto su fundador, sostenido por la viuda, hasta que la autoridad lo suprimió con un fútil pretexto.
El grupo de Alcalá la Real, que tuvo por órgano “La luz del Cristianismo”, dirigido por el activo e inteligente facultativo Dr. Don Miguel Ruiz Mata, y el nutrido y entusiasta de Loja (Granada), fueron los más importantes de Andalucía. Cuando en Sevilla decayó el Espiritismo, ambos grupos perduraron muchos años.
Por aquella época la fiebre ascendía por momentos, los centros, los libros y las revistas se multiplicaban y la ola llegó a salpicar a las regiones oficiales. En 1873, el día 26 de agosto, se presentó a las Cortes Constituyentes una proposición redactada en los siguientes términos: “Los diputados que suscriben, conociendo que la causa primera del desconcierto que por ventura reina en la nación española en la esfera de la inteligencia, en la región del sentimiento y en el campo de las obras, es la falta de fe racional, es la carencia en el ser humano de un criterio científico a que ajustar sus relaciones con el mundo invisible, relaciones hondamente perturbadas por la fatal influencia de las religiones positivas, tienen el honor de someter a la aprobación de las Cortes Constituyentes la siguiente enmienda al proyecto de ley sobre reforma de la 2ª Enseñanza y de las facultades de Filosofía y Letras y de Ciencias. El párrafo 3º del artículo 30, Título II, se redactará del siguiente modo: Tercero: Espiritismo”
Firmaban esta proposición D. José Navarrete, D. Anastasio García López, D. Luis J. Benítez de Lugo, D. Manuel Corchado y el Sr. Redondo Franco.
El encargado de defenderlo era José Navarrete, pero no hubo lugar por haber ocurrido antes el golpe de Estado del 3 de enero de 1874.
La restauración de la monarquía asestó un golpe mortal al espiritismo. No obstante el Dr. Huelbes Temprano y Torres Solanot, de carácter opuesto a Vives, y que si de algo pecó, fue de excesiva credulidad, circunstancia fisiológica o mejor, patológica, como prueba la dolencia cerebral que le arrastró al sepulcro, publicaron artículos de propaganda en “El Globo” y “La Tribuna”. En 1879, el decidido joven Don Julio Fernández Mateos, antiguo seminarista, edito en Sevilla “El Espiritismo” y dos años después “El Faro”, uno de los mejores periódicos de la escuela. Fernández Mateos padeció por sus ideas prisión, multas y destierro.
Se funda algún que otro centro con periódico propio, como la “Sociedad sertoriana de estudios psicológicos”, que publicó el “Iris de Paz” entre 1882-1885 y el Centro de Gerona, que tuvo también su periódico. En Cataluña se creó la “Federación espiritista del Valle”, que luego se transformó en “Espiritista catalana”, desapareciendo por falta de medios de subsistencia. Se sostuvieron varias polémicas; la más notable la del Vizconde de Torres Solanot con el agustino Fray Conrado Muiños y las de Amalia Domingo con Manterola y el P. Llanas de las Escuelas Pías.
En 1888, el 8 de septiembre, bajo la Presidencia del Vizconde de Torres Solanot, y José María Fernández Colavida como Presidente Honorario, tiene lugar el acto más importante y trascendental para el espiritismo, la celebración del primer Congreso internacional espiritista en Barcelona, convocado por el “Centro barcelonés de estudios psicológicos”. Concurrieron y se adhirieron al Congreso entre grupos, centros y sociedades peninsulares sesenta y ocho, y cuarenta dos representaciones extranjeras. Los periódicos representados ascendieron a veintisiete.
En 1889 se reunió el Congreso Internacional Espiritista y Espiritualista en París. Los delegados españoles representaron en el Congreso la más pura ortodoxía kardeciana.
Murió Fernández Colavida y se le erigió una tumba monumento en el cementerio civil de Barcelona con carácter de ofrenda colectiva de los espiritistas españoles e hispano-americanos.
Se funda entonces la Biblioteca del “Centro Barcelonés de estudios psicológicos”, que editó el libro “Después de la muerte” de Denís, y “Defensa del Espiritismo” de Vallace. Torres Solanot se encargó de la dirección de la “Revista de estudios psicológicos”, creada por Fernández Colavida.
De 1889 a 1891, siguió la propaganda sin grandes variaciones. La juventud escolar de Barcelona publicó sus “Hojas de propaganda”; Anastasio García López, médico de baños, practicante de la homeopatía, hombre de clara inteligencia, de notable sinceridad y animado por el más noble deseo publicó entre varios libros profesionales “Cosmología, Antropología y Sociología”. Fue masón y presidente de la “Sociedad espiritista española. En sus últimos años trató de constituir una masonería espiritista.
Y por esta época Don Quintín López publica “El catecismo romano y el espiritismo”.
El sevillano Mario Méndez Bejarano, político y Catedrático de Literatura, nos cita en su “Historia de la filosofía en España hasta el siglo XX” que en Loja (Granada) se multiplicaban los adeptos. Y comenta que El Espiritismo se había fundido con la masonería. Todos los espiritistas eran masones, y se creó una logia de adopción a la que pertenecieron bastantes señoras. El día del aniversario de la desencarnación de Allan Kardec, se verificaba anualmente una velada magna en el Teatro, a la cual solían concurrir representantes de Andalucía.
El 19 de octubre de 1892 se celebró el Congreso de Madrid, menos notable que el de Barcelona. El presidente fue Don Anastasio García López y el local fue el salón de la Sociedad “El Fomento de las Artes”. Las conclusiones resultaron análogas a las del Congreso de Barcelona. En el mismo año se fundó el periódico “La Irradiación” y se constituyó en Madrid la “Sociedad de Estudios Psicológicos”.
En 1893 aparecieron los periódicos “Lumen”, el “Boletín de la Federación espiritista catalana”, y “El Espiritismo” en Barcelona; “Luz Espírita”, en Madrid: “El Guía Cristiano” en La Unión; y “La Revelación” en Alicante. Dándose distintos mítines en Barcelona, Mataró, Badalona, Sabadell, Tarrasa y otras ciudades de Cataluña, a pesar de desaparecer la Federación.
En 1894 vuelven a unirse el Centro Barcelonés y el Cosmopolitan y a fin de este año se fusiona el periódico “Concordancia del espiritismo con la ciencia” con la “Revista de estudios psicológicos”, pasando a ocupar Don Quintín López la jefatura de la Redacción y conservando la dirección el Vizconde de Torres Solanot, ya restablecido de su enfermedad cerebral, pero con amagos de apoplejía.
Por esas fechas de Don José Muñoz López, de Yecla, publicó varios artículos sobre los éxitos de la fotografía espiritista obtenidos en Crevillente con la médium Doña Dolores Más. Su funda “El deber familiar” por Fabregat, joven entusiasta gaditano, residente en Barcelona.
En estos años continuaron los mítines espiritistas, publicándose multitud de periódicos y desapareciendo también la “Revista de estudios psicológicos”.
El Congreso de París se celebra en 1900 y a él asisten Aguarod y Esteva, Quintín López, Víctor Melcior, distinguido médico de Barcelona, que posee una inteligencia clara y un corazón hermoso, que busca desinteresadamente la verdad, y que previamente había dado una conferencia muy aplaudida en el Ateneo de Madrid, así como Eugenio García Gonzalo, hombre integrado en el grupo más avanzado, considerado un espiritista de gabinete, no de mítines, ni de veladas.
Siguen imprimiéndose libros, periódicos y revistas hasta 1904. En esa época el Espiritismo español es francamente ortodoxo y las tentativas de los pensadores independientes han hallado antipatía en la masa. España es ortodoxa en todo, hasta en la heterodoxia. Todavía, a pesar del eclipse que sufre el espiritismo, hay un gran número de espiritistas y entre el elemento popular se constituyen muchos Centros, donde sólo se trataba en comunicaciones y “dar luz” a los desencarnados. Y en casi todos hay un “Santón” dispuesto a que se le reverencie y se le consulte.
Avanzando en él tiempo, diremos que la II Republica Española (1931-1939), supuso un amplio avance del Espiritismo, pues ya no era ese gran desconocido. España que era la primera potencia en cantidad de adeptos, ya que estaban registrados en la Federación más de 200 Centros, es la sede del Congreso Espiritista Internacional, que nuevamente se celebró en Barcelona, del 1 al 10 de septiembre de 1934. Las autoridades tanto del ayuntamiento como de la Generalitat lo apoyaron de manera decidida. El alcalde de Barcelona, Carles Pi i Sunyer, además de ceder el Palacio de Proyecciones, ofreció una recepción en el ayuntamiento a los Congresistas.
El presidente de la Generalitat no pudo asistir a la inauguración del congreso internacional, pero envió en representación al diputado Amadeu Colldeforns que se expresaba así al final de su locución a los congresistas: “Bienvenidos seáis a nuestra tierra, y Dios haga que podáis conseguir grandes victorias dentro de este campo de estudio y experimentación tan vasto y que estos triunfos os faciliten la labor de emancipación espiritual de la Humanidad. Yo os auguro estos triunfos, porque vais acompañados de la ciencia que os permite el control y demostración de estos fenómenos espiritistas con cuya demostración científica podréis alcanzar la victoria absoluta de vuestros ideales y de las humanitarias aspiraciones con las que procuráis luchar contra la indiferencia de los hombres”.
En la documentada obra del sociólogo Gerard Horta “Cos i revolució” se recoge que en 1929, en la casa del futuro presidente Companys, tenían lugar reuniones mediúmnicas. Y asimismo que, en los primeros años de la postguerra, en la cárcel Modelo de Barcelona, llena de presos anarquistas y comunistas, también había reuniones de espiritistas en las celdas. Y es que en estos tiempos el movimiento obrero y el espiritismo iban de la mano.
El Espiritismo se extendió ampliamente entre las capas populares pese a los ataques de la iglesia católica, por su propuesta de una espiritualidad razonada, sin dogmas ni cultos, centrada en la fraternidad universal. En palabras de Gerard Horta, se extendió como “religión laica, antiautoritaria, igualitaria y socializadora del ideal superior del bien colectivo”. Por eso no es de extrañar que se proclamaran espiritistas personas como Emilio Castelar, presidente electo de la Primera República española. También, tal como expresaba Miguel Vives en el Congreso de 1934:”Para los espiritistas la patria es el mundo y la familia la humanidad”. El Espiritismo fue un movimiento social dinámico y libertador de tal envergadura en las primeras décadas del siglo XX, que sólo la brutal represión a partir de 1939, con fusilamientos y expolios, logró silenciarlo durante décadas.
Durante la guerra civil algunos grupos espiritistas siguieron reuniéndose, pero la mayoría se fueron disolviendo por causa de la guerra y por presiones políticas, tal como muestran las actas del centro espiritista “La verdad por la Ciencia” de Jumilla. En su acta de disolución, del 21 de enero de 1939, se recogía este revelador dato “según nuestra federación, se hallan disueltas totalmente casi todas las asociaciones federadas, desde que estalló el movimiento revolucionario en España, pero por presión de los revolucionarios de diversas ideas”.
Con el final de la guerra civil en 1939 y el triunfo de la dictadura militar, el Espiritismo, como el resto del pensamiento no afecto al nuevo régimen totalitario, fue prohibido y perseguido. El Espiritismo pasó a la clandestinidad, muchos centros históricos se cerraron y su documentación fue ocultada, destruida o incautada. Los documentos de la Federación Espírita Española, cuya sede estaba en esos momentos en Barcelona, y de algunos centros espiritistas fueron expoliados.
Desde 1939 hasta 1978 año de la Constitución Española, en las ideas espiritistas se cernió un manto muy oscuro y tupido, el más hondo de los silencios hizo mella. Cualquier manifestación pública equivalía a paliza y presidio. Los centros quedaron clausurados, la prensa espírita suspendida y toda publicación prohibida. Los libros fueron atesorados con el máximo recelo en lugares secretos para no ser hallados y las reuniones, como si de la época de las catacumbas se tratara se hacían en el más absoluto recogimiento y casi siempre en familia.
Mientras, al otro lado del Atlántico, en Brasil, el Espiritismo tomaba el relevo y muchos futuros espiritas españoles, aún sin saberlo, se iniciaban allí para después volver a sembrar en su patria las semillas que lo harían renacer.
En la década de los 70 varios de estos espíritas que anduvieron por tierras de Brasil comienzan a realizar su tarea de divulgación. La irrepetible figura de Rafael González Molina, (1920-2005) verdadero artífice de la legalización del Espiritismo en España, logra constituir la Federación Espírita Española en 1984, de la que fue su presidente hasta 1997, trayendo a España a las figuras más relevantes del momento como: Divaldo Pereira Franco, Juan Antonio Durante, Raúl Teixeira o José Medrado, siendo también fundador del “Centro de Estudios y Divulgación Espírita”. José Aniorte Alcaraz (1920-2013) que tras sus vivencias en dicho país, (narradas en su autobiografía “Hechos y obras de una vida”), se convenció de la realidad espírita y comenzó a editar las obras base que desde entonces repartió gratuitamente, en especial las que agrupan los artículos de Amalia Domingo Soler en colaboración con su grupo “La Luz del Camino” de Orihuela.
Otro personaje muy querido y que mantuvo el Espiritismo vivo durante toda la dictadura tanto en su corazón como en sus obras fue Manuel Uceda Flores (1923-2005), cuyo grupo “Luz, Ciencia y Amor” de Jaén publicó una interesante obra “Desde la otra vida”, en donde se encuentran una selección de las comunicaciones que obtuvieron en sus reuniones clandestinas desde 1931 hasta 1979, abarcando el periodo indicado anteriormente.
En 1981 tuvo lugar el I Congreso Espírita Nacional, primer evento de importancia desde aquel Congreso de 1934. Poco a poco el Espiritismo en España comenzó a salir de su letargo, los grupos comenzaron a constituirse y federarse; las reuniones clandestinas de ámbito más bien familiar fruto de los largos años de prohibición, dieron lugar a encuentros con personas de idénticas convicciones, en un intercambio constructivo y reconfortador; las revistas comenzaron denuevo su auge; las obras espíritas volvieron a comercializarse en España, con obras procedentes de Argentina y con editoras españolas entre las que destacamos la “Editora Espírita Española” fundada por Rafael González Molina en 1985.
Los días 26, 27 y 28 de noviembre de 1992 se celebra el CONGRESO ESPÍRITA MUNDIAL en Madrid, en el Palacio de Exposiciones y Congresos, durante el cual y en la sede de la FEE, la madrileña Puerta del Sol número 10 3º Izda., se crea para promover la unificación del movimiento espírita a nivel mundial, el CONSEJO ESPÍRITA INTERNACIONAL, siendo elegido como secretario el Sr. González Molina reconocido a nivel internacional.
A partir del año 1993, con un MINI CONGRESO, realizado en Montilla, se inician los Congresos Espíritas Nacionales, que es el evento espírita por excelencia en España, que se celebra habitualmente durante el primer puente de diciembre, siendo un momento ideal para el reencuentro de viejos amigos y conocer qué es el Espiritismo para aquellos que se acerquen por primera vez a él. Resaltando que en el año 2010 se volvió a celebrar, esta vez en Valencia el VI CONGRESO ESPÍRITA MUNDIAL, siendo el presidente de la Federación Espírita Española Don Salvador Martín Moral, quien ostenta el cargo desde el año 2000, ya que desde 1997 hasta el citado año 2000 lo fue otra persona muy querida y respetada en el espiritismo español Don Santiago Gené Mateu, actual presidente del “Centro Espirita Joanna de Angelis” de Reus.
Los grupos federados han ido aumentando progresivamente en España desde aquel 1984, con continuos encuentros, charlas, coloquios, simposios, congresos nacionales y regionales, ediciones de periódicos y revistas, actividades diversas, generados por los grupos espiritistas, así como la Federación Espírita Española.
Por lo tanto, el Espiritismo en España rebosa de una salud comunicativa y una seriedad propia de sus mejores momentos, pues día a día va aumentando su número de adeptos y modernizando su forma de llegar al público de un modo claro y directo.
Es el artículo sobre el desarrollo del Espiritismo en España, más completo e integro de cuantos he podido leer, mi más sincera y cordial felicitación a su autor. Solamente a destacar un mero accidente geográfico, más propio de la transcripción en la similitud de los nombres, pues el: (se erigió en Tarragona el Centro “Fraternidad Humana” del que fue el alma, Miguel Vives), en donde aparece Tarragona en realidad debe ir Tarrasa o Terrassa, como se la conoce en la actualidad, ciudad de la provincia de Barcelona, Centro Espiritista, por cierto, que aún sigue en activo hasta el día de hoy. Reiterando mi enhorabuena, les deseo una feliz lectura.
Muchas gracias por tu comentario Santi. Le transmitiré tu felicitación a Juan Miguel y procederé a la rectificación que comentas.
Un cordial saludo.